Querido Miguel Ángel; a estas horas ya debes estar junto a Ella, junto a Nuestra Señora del Carmen.
Quien iba a decirnos que ibas a partir hacia Ella de esta forma tan inesperada y tan rápida, ahora solo nos queda el recuerdo y el amargo sabor de tu partida.
Hay muchos días para marcharse, pero tenía que ser un sábado. Un día dedicado a la Virgen, en una semana que es la más grande, la Semana Santa y encima en un sábado vísperas de la Vigilia Pascual.
Estamos seguros de que has entrado de lleno al cielo. Seguro que cuando lo recogió Ntra. Madre Santísima del Carmen y lo llevó al cielo, un montón de ángeles le habrán recibido con luces e incienso y que allí estaría el Señor para decirle: “anda y ven que es mucho lo trabajado por mí y por mi madre y recibe la corona de la gloria”.
Tus andaduras en la Archicofradía comienzan en el año 1994, año en el que se recupera la salida procesional de Ntra. Sra. del Carmen por las calles del centro de Sevilla. Poco a poco fuiste metiéndote de lleno en la vida de la Cofradía, hasta que llegaste a ser Hermano Mayor, eterno “HM” como muchos lo recordaremos. Has sido, eres y serás siempre Alma Mater de esta gran familia que con lágrimas en los ojos te han visto marchar rápidamente.
Nunca podremos agradecerte suficientemente todo lo que has hecho por nuestra Archicofradía. Has trabajado hasta la saciedad por ella, hasta el agotamiento físico incluso, pero siempre con una sonrisa y con la mente puesta en llevar este precioso proyecto que ahora queda en manos nuestras, y que ten por seguro que vamos a poner todo nuestro empeño en sacar adelante; acuérdate que para muchos eras un padre, un hermano…
Nunca nos olvidaremos de tus anécdotas, de tus continuos recordatorios sobre lo que hay que ir haciendo “…que después se nos echa el tiempo encima”, tus risas, tus inseguridades sobre cualquier cosa nueva que se pusiera en marcha, etcétera.
Pero, sobre todo, nos quedamos con los buenos momentos que hemos pasado junto a ti, y con tu legado, que no es poco. Esperemos que a estas horas ya estés velando por nosotros desde allí arriba, junto con tu Virgen del Carmen y su bendito Hijo; nunca te olvidaremos, tenlo por seguro.